domingo, 20 de enero de 2019

Remordimiento

No nos importaba jugar en la última losa, ¿la que tenía el suelo como lija?, sí, esa misma, recuerdo que siempre llegaba a mi casa con las rodillas arañadas, rojas, magulladas, y mi vieja pero hijo qué te pasó, nada, ma', no es nada, sí, era una total cagada jugar allí, solo que los huevones de la "C" se agarraban las otras canchas y nos jodían pues, sobre todo Lucho Chema, ese mierda se creía dueño del complejo, nosotros siempre llegábamos antes y de la nada se metía con sus patas y nos decía ya, ya, chibolos, fuera de aquí o les saco su mierda, matón se creía ese, y lo puteábamos, conchatumare le gritábamos ya en la otra losa, y seguro nos escuchaba pero se hacía el cojudo el maricón. Siempre era así y no tuvimos otra que acostumbrarnos a jugar en esa cancha de mierda, pero qué tales golazos me hice allí, ah, ¿recuerdas mis chacalas?, te salían de chiripa, pendejo, yo era el único que las intentaba, huevón, me sacaba la entreputa pero las huevas, valía la pena, golazo gritaban todos, ya, ya, no te creas, yo también me hice golazos, de palomita, me acuerdo, al gordo Esteban lo tenía de hijo, malo era ese gordo, no sé por qué piensan que todos los gordos pueden tapar bien solo porque son gordos, si cuando la pelota iba rápido no la alcanzaban, lentos eran los mierdas. La cosa es que un día el Chato Óscar, ese era bien piraña, me acuerdo, sí pues, me dijo vamos a la tienda, la tía Nela se ha ido al mercado y ha olvidado cerrar la puerta, vamos, vamos, Chino, me decía, jalándome del brazo, chizitos gratis, huevón. Yo no sabía si acompañarlo, tenía miedo pe’, era chibolazo, y entonces dije qué chucha, vamos y fuimos. Ni bien llegamos se agarró varias bolsas de chizitos, papitas, chifles, yo solo agarré unos caramelos de limón, un super hiper ácido, unas pastillas de color rosado, amarillo, celeste, también los Chups, esas huevadas eran veneno pero eran ricas, ¿te acuerdas?, también metí Chocopunch, Olé, Olé, varias cosas pequeñas para no hacer mucho roche, además mi viejita me había dicho que robar era malo, pero el huevón pe’, el chato, me hizo verla fácil, aun así solo metí esas huevaditas en una bolsa, y el chato, rata era, también agarró gaseosas, Coca-Cola, Inca Kola, se llevó varias Chiquis, me dijo agarra mierda, ponlo en tu bolsita, aprovecha, y yo putamare, chato, nos van a cagar, se van a enterar, mejor ya vamos, y el chato no seas cojudo, lleva todo lo que puedas, pero ya es mucho le dije, y cuando volteé a ver la puerta principal, vi a la tía Nela entrando, me dio pena, huevón, la tía jalaba un costal con varias cositas para vender, se veía hasta las huevas, flaquita, tenía su mote, venía de Ayacucho, una vez me contó de niña siempre quise conocer Lima, en mi pueblo nada había, puro campo, pura tierra, pero lo extraño, niño, buena gente era, y recordé eso y la conciencia pues, entonces dejé mi bolsa con todas las huevadas, me llevé solo la Chiqui porque yo amaba la Chiqui, sobre todo la de naranja, recuerdo que mi viejita siempre me compraba para mi lonchera, y ahí fue que le dije chato corre, ahí viene la tía, y el chato pendejo corrió con todo, no dejó ni mierda, trepamos la reja que daba al pampón y pim, pam, chaca, chaca, subimos y no volteamos hasta estar lejos, y qué te dijo el chato, espera pues, ahí voy, el chato me dijo huevón, ¿y tus cosas?, y le mostré solo la Chiqui, eres un cojudo, me empezó a gritar, me daba pena la tía pues, le explicaba, huevón, gritaba, yo también quería esas huevadas que agarraste, íbamos a repartirnos entre los dos, ahora no te doy ni mierda, huevón, saca la vuelta pes, le dije, tampoco quiero tus huevadas, choro eres, Chato, le recriminé, si dices algo te saco la mierda, Chino, estás advertido. Y yo me fui nomas, puta, qué cagón ese Chato, sí pues. 
Los días siguientes yo iba donde la tía y la veía toda triste, todo me han robado, decía, mocosos de miercha, y yo putamare, pensaba, y sentí remordimiento, culpa. Entonces, sin que se diera cuenta, le dejé la china que costaba la Chiqui ahí en su tienda, ah, verdad, cincuenta céntimos costaba esa huevada, sí pues y me fui, pateando piedras, puteando al chato de mierda, choro eres, pensaba. ¿Y qué pasó con él?, nada, iba como si las huevas, saludaba a la tía como siempre. Tiene que tener cuidado pues, tía Nela, aquí roban, decía el cínico de mierda, yo quería acusarlo, sacarle la mierda, pero ese chato era cholón, maceta, fuerte el conchesumare, cuando jugábamos fútbol se metía feo, no le daba miedo meter golpe, sí recuerdo verlo pelear, al colorao' Richard lo dejó rojo de golpes, sácate, pum, sácate, pum en toda la cara y el colorao' ya no podía defenderse, lo tuvieron que agarrar al chato, una mierda era. Entonces, un día, cuando estábamos jugando en la canchita, el chato me miraba todo serio pues, y en eso se me acercó y me volvió a decir sigue callado nomas, Chino, sino ya sabes. No le respondí, fui a traer el balón después de un pelotazo y al regresar, el chato se me pegó y me volvió a decir ya sabes, y yo no le hacía caso. Al acabar el partido, me fui nomas, con la gente, ya no quería meterme. Pero un día que fui temprano para agarrar la cancha, lo vi dando vueltas por la tienda de nuevo, andaba con el negro Jeta, ese negro también era arrebatado, y puta, huevón, ni bien la tía salió, los huevones fueron a robar, por la ventanita, el negro ese era flaco pues y se metió fácil, y este le tiraba cosas por ahí al chato, que se quedó afuera, chizitos, gaseosas, galletas, todo se llevaban, y puta, me llegó al huevo pues, ya era mucho, la tía Nela no se merecía eso, y entonces yo empecé a gritar, ¡están robando la tienda!, ¡choros, choros!, la tía Nela regresó con el jardinero y lo chaparon al negro nomas, el chato se escapó conchesumare, lo dejó al negro ahí, solito, pobrecito, negro huevón pues, el tío le sacó su mierda, toma por choro, pum, morado lo dejaron, no debió confiar en el Chato. 
Al día siguiente, el Chato estaba sentado en las bancas viendo pelotear a todos, y era raro pues, no jugaba, solo miraba y miraba, eso me dijo el Johny, está sentado ahí hace rato, no dice nada tampoco, tal vez porque ayer lo chaparon a su pata el negro robando la tienda de la tía Nela, le dije, debe estar asado. Entonces, cuando me vio, se levantó y dijo para jugar, y a mí ya se me hacía raro, vamos a jugar, decía tranquilo y yo ya pues, normal, arma el equipo. 
El partido empezó y al rato nomas yo veía al chato pegado a mí, me jalaba, me marcaba, seguro me quiere romper, yo ya sabía ya. En eso el Johnny me pasó la pelota, yo corrí al área y el chato me barrió por detrás y salí volando, ahora grita pe’ conchatumare, me dijo, crees que no sé que fuiste tú, por tu culpa lo cagaron al negro, me gritó y se abalanzó hacia mí, pum, pam, empezó a lanzar golpes, en la cara, en la barriga, me dolió como mierda, pero yo con la cólera lo empujé y empecé a tirarle golpes, nos caímos y rodamos en la losa, nos arañamos todo, parecía lija esa losa, conchesumare, la gente hizo un círculo y que nadie se meta, carajo y pum, pam, otro golpe, ese chato era una mierda, nada lo detenía, eres choro pe, conchatumare, no te da pena la tía Nela, choro, eres un choro de mierda y seguían los golpes. Yo ya estaba sangrando, el labio lo tenía hinchado, el ojo morado, todo cagado, pero yo también le acerté algunos golpes, ni cagando me iba a dejar pe’, pero lo agarraron porque empezó a patearme en el suelo y yo ya veía luces putamare, todo me daba vueltas y solo gritaba eres un choro, un choro, cubriéndome. Al llegar a mi jato mi vieja se asustó, qué te pasó hijito, ya no me sales, carajo, en este barrio hay puros cholos, pirañas, delincuentes, vamos al hospital a curarte, ya ma’, tamare’, no es nada, dije, hasta que me vi al espejo, estaba hecho mierda, pero al menos no era un choro, carajo.