En mi sombra dejé los miedos que alguna vez sentí en el ayer. El mañana lo compro con el entusiasmo del presente y me burlo del pasado llevando el futuro conmigo. Y las ganas contagiadas de las horas se adhieren lentamente a mí y a cada rincón de mi cuerpo. Por un instante dejo de lado las incógnitas del amor y las consecuencias del sufrimiento, pues hoy quiero dar un paseo en mi interior y despojar hoja a hoja las ideas que vuelan por los pasillos más desconocidos de la mente.
La tarde suele verme reposar y dormir mientras canto, me entrega el deseo de escribir cada uno de mis pensamientos. Aunque trato de refugiar mi sombra del sol, sus rayos hacen visibles recuerdos pasados que dejé en el olvido. Sonrisas muertas se liberan en el aire y escritos en mi pecho reflejan instantes de fría soledad. A mi sombra le pregunto en silencio: ¿De qué vale llorar? Si a través de la historia las lágrimas han sido invisibles a los ojos de la vida.
Quisiera encontrar la respuesta al cambio brusco de la sonrisa, pues todo tiene un orden y mantenerla intacta debe ser nuestra ideología.
Mi sombra me requinta pues ella ve lo que yo no veo, me señala y pregunta por qué tenemos la tonta costumbre de hacer todo lo contrario, de andar persiguiendo corazones que no destilan sentimientos, de no diferenciar lo malo de lo bueno, y le respondo, dudoso, que simplemente no nos percatamos de eso, que luego con el tiempo aprendemos y lo reconocemos, pues es un mal necesario para aprender cosas nuevas.
Con el pasar de los días vivimos hechos y ganamos experiencia, ya que la vida se adorna de momentos, de errores y juramentos, de promesas, de besos, de lágrimas y de recuerdos.
Todo aquello que ve el sol, tiene una sombra que define el pasado y marca el presente, no se cansa y sigue ante las adversidades de la naturaleza. Es parte importante del alma, conserva la esencia de nuestro cuerpo y se aferra a su dueño, es fiel como un perro, tímido como un niño, juguetón como un bebe e indomable como una fiera.
Mi sombra guarda íntimos secretos, sale de día y se esconde de noche, pero siempre anda conmigo en el mismo camino. Me cuenta los misterios de la sociedad, difunde en mi mente la tan valiosa y dura verdad, me libera de la hipocresía de la gente y me advierte ante cualquier mal.